Una de las explicaciones que da Wingeate Pike y otros estudiosos de este hecho, es que los españoles aun procediendo todos de raíces ideológicas muy distintas: había anarquistas, había comunistas, había trotskistas, había separatistas. Decía que los prisioneros españoles estaban unidos por un amor ilimitado a España, por un sentimiento patriótico y un odio absoluto a Franco y a Hitler. Y eso fue lo que les permitió permanecer unidos. Los españoles, además, se protegían unos a otros con especial celo. Hay documentado un caso concreto de un preso español al que asesinaron porque se negó a golpear a un compatriota.
Por desgracia, no todas las noticias relacionadas con el paso de los españoles por el campo de concentración son tan edificantes como algunas de las cosas que se cuentan aquí. Por ejemplo, en la memoria de todos está el caso de Enric Marco, seguramente que se acuerdan ustedes porque saltó a la actualidad hará un año y medio. Enric Marco era un español que presidió durante muchos años la asociación Amical de Mauthausen y había estado supuestamente preso en el campo de Flossembürg. Bueno, desde 1978, este hombre daba conferencias, actuaba como portavoz de las asociaciones de presos españoles y fue elegido Secretario General de la CNT y pasó los últimos treinta años de su vida dando conferencias sobre el Holocausto como víctima de él. Publicó su autobiografía, incluso, que funcionó bastante bien, llegó a comparecer en el Congreso de los Diputados, donde su relato de lo que ocurrió logró que a muchos diputados se le saltaran las lágrimas, lógicamente también.
Bueno, pues resulta que este señor era un impostor, que no había sido hecho jamás preso por los nazis, no había pasado por ningún campo de concentración ni nada parecido. Además, fue todo muy desagradable, porque se descubrió cuando Marco estaba en Austria para participar en los actos del 60 aniversario de la liberación de Mauthausen. Se descubrió el asunto, se le hizo volver a España precipitadamente, allí se le exigieron ciertas explicaciones, se le pidió que aportara algún tipo de documentación que demostrase que era verdad lo que había contando. Entonces se derrumbó y confesó que era todo mentira, que se lo había inventado, que nunca había estado en la Resistencia francesa, que menos aún había estado en un campo de concentración. Y cuando le preguntaron que por qué lo había hecho contestó porque, bueno, así le escuchaban más, que así podía convertirse mejor en la voz de denuncia de los presos españoles en los campos de concentración nazi. Lo que parece evidente es que Marco convirtió el sufrimiento de muchos hombres en una forma bastante interesada de ganarse la vida.
No es el único caso de un falsario: hay otro hombre, Mariano Constante. Este hombre sí estuvo en el campo de concentración de Mauthausen, pero, bueno, su paso por allí fue bastante gris y sí se erigió como protagonista de muchos hechos que, en realidad, protagonizaron otros españoles, algunos de los cuales habían muerto y, por lo tanto, no podían rebatir su historia. Este señor llegó incluso a inventarse que tenía una lesión gravísima en una mano, propiciada por una paliza de un SS, cuando en realidad tenía las manos perfectamente. O sea, una cosa un poco ridícula.
Bueno, hablábamos de dos razones para que los españoles sobrevivieran, o funcionaran, o se destacaran especialmente como grupo. Decíamos que, por un lado, estaba el sentimiento de grupo y, por otro lado, el que los españoles fueron capaces de situarse excepcionalmente bien, dentro del elenco de profesionales que había dentro del campo. Vamos a explicarlo. Dentro de la categoría de esclavos que tenían todos los que entraban en un campo de concentración, había dos categorías privilegiadas. Por un lado, estaban los kapos y, por otro lado, estaban los prominentes. Los kapos eran los encargados del orden, de la vigilancia de los presos. Llevaban todos un brazalete que les distinguía. Y los kapos eran, desde luego, los peor considerados por los esclavos del campo, en general. Porque, evidentemente, una persona que era elegida kapo lo era porque había demostrado unas tendencias a las crueldad y una capacidad para imponer disciplina muy superior a la del resto de sus compañeros. Normalmente los puestos de kapo se reservaban a personas que llevaban el triángulo verde, o sea que habían sido antiguos delincuentes. Hubo algunos españoles que fueron kapos , muy pocos. Pero se sabe todo de ellos por una razón, porque, también a diferencia de otros grupos, cuando el campo se liberó, fueron los propios españoles los que se empeñaron en llevar a la justicia a sus propios compañeros, los kapos españoles.