Y es que hay quien constata que tiene hijos en vacaciones -algunos ni eso-. ¿Valoramos suficientemente el ser padres o hay tal falta de reconocimiento como ocurre con las amas de casa?
Tener hijos no es lo mismo que ser padres. La familia educa por «presión osmótica», los niños aprenden de los modelos, no de la crítica destructiva. En el hogar se han de transmitir valores éticos, educar en los ideales, en la no-violencia, en la apreciación de lo distinto, en la reflexión. Hay que retomar la charla, el sentimiento de vecindad, el interesarse por el otro.
Pero es que además de la familia, a la infancia y a la juventud las educan la escuela, las revistas, la música que escuchan, la televisión, el grupo de iguales.
Los amigos pueden servir para socializar o para todo lo contrario, por eso es tan importante conocerlos, conseguir que las amistades sean sanas y duraderas. Y piénsese que los amigos se hacen en las actividades en que participen los hijos, que bien pueden ser de conocimiento de la naturaleza (un verdadero antídoto de otras formas de buscar aumentar la adrenalina) o de viajes en grupo (que enseñan a evitar la endogamia, a valorar la riqueza de lo distinto), en grupos de teatro, de música, de pintura... Hay otro gran amigo que debemos presentarles: es el libro. Pero es que, además, pueden colaborar en las ONG (hoy tenemos una generación de jóvenes solidarios).
Hay que educar en la capacidad crítica para poder defenderse de esos modelos psicopáticos que pueblan las películas de televisión, donde el duro, el vengador, el inmisericorde triunfa y se hace acreedor de lo que le apetece.
Debemos entender a los jóvenes, esforzarnos por comprender sus modas, lo que significan los logotipos de sus camisetas, no podemos quedarnos sordos a sus intereses y emociones.
No se puede delegar la educación a la escuela. Hay que retomar la figura del maestro (hasta económicamente), los padres han de hablar con el mismo y apoyarse mutuamente, no se puede restar autoridad, pues haremos de ellos unos tiranos.
Hay jóvenes que no viven en casa, la utilizan como un hotel, se marchan los viernes y regresan los lunes por la mañana. Hay quien ejerce violencia intrafamiliar, algo, todo ha fallado en la educación.
El laissez-faire es un grave error. Las normas, la sanción, son necesarias, educativas, pero recuérdese que la sanción puede ser en positivo (hacer más y mejor) y nada tiene que ver con el castigo físico.