(sigue) en San Sebastián o Bilbao, este hombre no se comerá una rosca. Y le alegra, y dice "mira, por lo menos, que se fastidie". Entonces se preocupa porque dice: "bueno, pero, un momento, porque yo estoy pensando, a mí qué más me da lo que haga este hombre y dónde lo haga". Y entonces le viene una reflexión también sobre eso de que uno puede echar pestes de su propio país -y las echamos a menudo-, pero si de pronto las pestes las echa un extranjero, de pronto hay algo ahí como que no acaba de ser aceptable. Eso le preocupa y dice: "bueno, aquí qué pasa, porque yo no soy de esta índole". Y, sin embargo, hay un momento en el que otro personaje dice hablando de un tercero: "no ese español de mierda".
Entonces el Narrador dice "yo creo que a veces se olvidaba Tupra de que yo también era español, porque hablábamos inglés y yo trabajo para él, y a veces se olvidaba de que yo también era español, tal vez de mierda". Bueno, ahí no es que le moleste mucho, porque realmente el español al que el otro tacha de mierda es un español muy insoportable, pero digamos, se da cuenta de que ahí hay algo raro, de que ahí funciona algo raro, que la racionalidad no siempre domina, pero bueno, realmente lo que sí viene a decir, pues eso, que en el País Vasco no, la gente no está dispuesta.
Félix Linares: Bueno, comprenderán ustedes que 1.600 páginas dan para mucho y estaríamos con detalles mucho tiempo.