Carmen se murió en 1932, durante en un acto en el Ateneo. Dicen que antes de desplomarse grito "¡Viva la República !" Carmen se había ido, pero la puerta ya estaba abierta; por ahí se colaron las siguientes periodistas.
Entre ellas Josefina Carabias, que ha sido el referente de periodista para las dos siguientes generaciones de mujeres que se dedicaban al oficio. Fue lo que luego ha sido Maruja Torres o Rosa Montero para mi generación. A mi me gusta decir que Carmen de Burgos refleja una imagen más de una mujer a caballo entre dos siglos, es más un concepto de mujer más antiguo, y Josefina Carabias es una mujer totalmente del siglo XX; periodista todo terreno. Josefina llegó a Madrid en los años 20, cuando las jóvenes se cortaban el pelo a lo garçon y bailaban el charlestón en los cafés concert de la época. Josefina, Pepita como la llamaban los amigos, fue una mujer excepcional, y trabajó codo con codo con compañeros hombres, fue una periodista estrella en los años de la república, durante la guerra se exilió en París y vivió la Segunda Guerra Mundial en Francia, en compañía de su hija pequeña Carmen, que luego fue otra periodista de referencia, Carmen Rico Godoy. Carabias volvió a España y se le permitió recuperar la firma en el año 50. En el 51 ganó el Luca de Tena.
Como la mayoría de las mujeres que quería sacar los pies del tiesto, Carabias tuvo que luchar contra la oposición familiar para estudiar . Es un escalón que superaron las pioneras y gracias a ellas nosotras no nos planteáramos acudir a la universidad si queríamos. Según me contó Mercedes Rico Carabias, hija de Josefina, por cierto una de las primeras mujeres que estudió diplomacia, la primera mujer nombrada embajadora y hoy directora de Asuntos religiosos, cuando su madre acabó el bachillerato a escondidas, dio uno de los mayores disgustos a sus padres que consideraban, como los padres de aquella época, que no era necesario que las mujeres estudiaran. Es más, a Carabias le sacaron del colegio por la lata que le dio el confesor a su madre. Eran tres mujeres las que estudiaban el bachillerato en Arenas de San Pedro, pero las otras dos eran hijas de campesinos y esas no importaban; era más grave que estudiara una hija de una familia con posibles.
Josefina se fue a estudiar derecho a Madrid, en 1926, y un año después consiguió entrar en la residencia de señoritas fundada por María de Maeztu, en 1915 . La Residencia fue un símbolo de los nuevos aires que soplaban para la mujer. En 1915 había tres residentes y en 1932 albergaba 350 huéspedes, y la universidad contaba con 1.050 alumnas. Las mujeres se iban animando. Sólo habían pasado 30 años desde que María Goyri se había empeñado a estudiar derecho, no se la pudo prohibir, porque en España no había una ley específica, pero cuando terminaba su clase era acompañada hasta el decanato donde se la encerraba hasta la siguiente clase.
Carabias disfrutó como una loca de ese Madrid de los años 20, se hizo socia del Ateneo, uno de los centros intelectuales de la época y era una asidua de las tertulias de los cafés . En esto estaba, mientras estudiaba derecho, cuando un primo suyo le pidió que escribiera algo sobre la residencia de señoritas y sobre las estudiantes, para la revista de actualidad Estampa. Lo hizo, les gustó y comenzó su historia como periodista. Estampa era una revista muy importante de la época, que había nacido en 1 928 y que en 1931 tiraba 200.000 ejemplares . Carabias le cogió gusto al oficio y lo mismo la mandaban a El Escorial para que contara como descansaban los políticos de la República , que se hacía pasar por una camarera en el hotel Palace, para luego contarlo. Escribía muy bien, con mucha gracia. Cuando lees ahora sus libros parece que no haya pasado el tiempo. Pronto le salieron otros trabajos y se hizo muy conocida. Era un "todo terreno"; la especialización llegó más tarde. |