Cabecera del Aula de Cultura Home

D. José Ángel García de Cortázar

Catedrático de Historia Medieval de la Universidad de Cantabria

Memoria histórica, memoria heroica: en el 800 aniversario del 'Cantar de Mío Cid'

En Bilbao, a 15 de enero de 2007
Imprimir página 5 de 7   imprimir conferencia
Página: 1 2 3 4 5 6 7

El tercer polo articulador de la memoria histórica creada en Castilla entre 1170 y 1210 fue, finalmente, el Cid. En el ambiente descrito no es difícil explicar la aparición del Cantar. Al material de crónicas y documentos, siempre de restringida difusión social, era preciso añadir un instrumento que traspasara los muros de los monasterios para instalarse en plazas y mercados. El mensaje lo había anticipado el texto de los "Votos de San Millán": la unión de los reinos cristianos bajo sus respectivos jefes y el apoyo del cielo asegurarán su triunfo sobre los musulmanes como Fernán González y Ramiro II lo habían conseguido hacía más de dos siglos.

Tras la triste derrota de Alarcos en 1195, atribuida en parte a la falta de unidad de los ejércitos cristianos, el poeta del Cantar de Mío Cid suministraba al pueblo castellano un grito de aliento y confianza en la victoria y otro de fidelidad y unión en torno a su rey Alfonso VIII en los años en que preparaba la acción que conduciría a su victoria en las Navas de Tolosa en 1212. En el poema aparecía, además, como escenario y beneficiario de memoria, un nuevo monasterio, el de Cardeña. Como estaba sucediendo en las cercanas abadías de San Millán, Arlanza y Silos con Fernán González, la de Cardeña también había elegido a su héroe y, para no competir con aquéllas, había optado por el Cid, cuyos restos conservaba desde hacía un siglo, aunque sin demasiado esmero hasta la fecha.

En vísperas de la batalla de las Navas de Tolosa, Castilla se había hecho ya con un pedigrí de democracia (los jueces), independencia (Fernán González) y heroísmo (el Cid). El espíritu del reino, como el de su monarca Alfonso VIII, se preparaba para el gran momento del desquite de la derrota de Alarcos. En los tres aspectos, y tras la victoria de las Navas, la memoria se pulirá definitivamente entre 1240 y 1270. La Historia de los hechos de España de Rodrigo Jiménez de Rada, arzobispo de Toledo, los poemas de Gonzalo de Berceo, especialmente, los dedicados a Santo Domingo de Silos y San Millán de la Cogolla , y el Poema de Fernán González contribuirán a ello. El impulso final de aquella memoria lo proporcionó el rey Alfonso X el Sabio.

De la memoria a la historiografía

Un día de comienzos del otoño de 1272, Alfonso X, que había convocado cortes en Burgos para tratar de llegar a un acuerdo con la nobleza que se le había sublevado, se acercó al cercano monasterio de San Pedro de Cardeña. En él, en unos sepulcros modestos, se hallaban enterrados el Cid y su mujer Jimena. Consciente del valor de su gesto, el monarca dispuso la construcción de unos nuevos enterramientos en un lugar destacado de la capilla mayor y escribió sus epitafios.

Pudo ser en aquella ocasión cuando los monjes entregaron al rey el manuscrito, hoy perdido, que llamamos Leyenda de Cardeña . En ella, según resume Javier Peña, sobre la base de episodios que se contenían en el Cantar de Mío Cid , los monjes habían insertado nuevas escenas. Ellas hacían de Rodrigo Díaz de Vivar no sólo el fidelísimo vasallo sino también el guerrero invencible y el aristócrata virtuoso hasta los límites de la santidad. Inmediatamente, los colaboradores de Alfonso X que estaban redactando la Primera Crónica General o Estoria de España aprovecharon para incluir en ella el relato que los monjes de Cardeña habían ofrecido al monarca. Los facta memorabilia se habían convertido en facta memoranda . De hechos dignos de recuerdo habían pasado a ser hechos de obligado recuerdo.

La peripecia histórico-legendaria de Rodrigo quedó así seleccionada oficialmente para formar parte significativa de la historia de España. La selección se había producido en un momento muy preciso. En el momento en que la debilidad política en que Alfonso X, acorralado por los nobles del reino, se encontraba aquel otoño de 1272 había hecho al monarca especialmente receptivo a la historia del vasallo que, por encima de todos los avatares, había mantenido una firme fidelidad a su rey Alfonso VI.

En 1272 las razones de Alfonso X para acoger en su Crónica la historia legendaria del Cid elaborada en el monasterio de Cardeña estuvieron relacionadas con el concepto de fidelidad. Seis siglos y medio más tarde, Ramón Menéndez Pidal explicitó las suyas propias en el prólogo a la primera edición de La España del Cid . Fechado el 10 de marzo de 1929, el prólogo pidaliano proclamaba: "la vida del Cid tiene una especial oportunidad española ahora, época de desaliento entre nosotros, en que el escepticismo ahoga los sentimientos de solidaridad y la insolidaridad alimenta el escepticismo. Contra esta debilidad actual del espíritu colectivo pudieran servir de reacción todos los grandes recuerdos históricos que más nos hacen intimar con la esencia del pueblo a que pertenecemos y que más pueden robustecer aquella trabazón de los espíritus -el alma colectiva- inspiradora de la cohesión social".

Contra ese fondo con resonancias directas del volkgeist del romanticismo nacionalista alemán, Menéndez Pidal desenvolvió su investigación sobre el Cid y su tiempo a la búsqueda del héroe que, a su juicio, la España de 1929 necesitaba. En la realización de su tarea, el sabio filólogo decidió que el Cid histórico y el Cid del cantar habían sido una única persona. Estaba convencido de que allí donde no habían podido llegar los documentos, lo había hecho la transmisión oral de las andanzas del héroe. El propio don Ramón suministraba una experiencia personal. En su viaje de novios en mayo de 1900, quedó impresionado al escuchar a una aguadora de Osma una canción desconocida sobre la muerte del príncipe don Juan, hijo de los Reyes Católicos, acaecida cuatrocientos años antes. Como en este caso, también para el Cid, el sabio aceptaba en plano de igualdad la información documentada y el recuerdo colectivo, el texto de los diplomas auténticos y una memoria histórica guardada en las estrofas del Cantar y forjada para algo en momentos muy precisos.

Página: 1 2 3 4 5 6 7

Conferencias del Aula de Cultura. Año 2009

 


Enrique Pallarés: . La ansiedad. Qué es y cómo manejarla


Fernando Trías de Bes : Qué podemos aprender de la crisis y cómo evitar que vuelva a suceder


Carmen Iglesias : 'No siempre lo peor es cierto. Mitos y tópicos en la Historia de España '


Nuria Roca : 'Los caracoles no saben que son caracoles'


John Carlin : 'El factor humano Nelson Mandela y el partido salvó a una nación'


Bernabé Tierno: 'Fortalezas humanas, educación y valores en la familia'


José Poal Marcet: '¡Llegó la crisis! Claves para entenderla y hacerle frente'


Jaime Peñafiel: 'La mirada y la palabra de Jaime Peñafiel'


Alfonso Mateo Sagasta: 'Las caras del tigre: el sueño de un paraíso sin manzanas. En el centenario de Darwin'


Jordi Garrido i Pavia: '¡Maldito trabajo! Todo sobre el mobbing y el concepto de 'estar quemado'


Aureliano García Manzanal: 'Ghana: educación y desarrollo'




Aula de Cultura
Fundación Vocento


El Aula de Cultura de la Fundación Vocento desarrolla un extenso programa anual de conferencias con el objetivo de contribuir a la difusión de acontecimientos, actitudes y valores que permitan a los ciudadanos desarrollar un juicio crítico sobre los problemas de su tiempo.

Hemeroteca: Guía de conferencias por años, textos íntegros


 [Conferencias del Aula de Cultura 2009]
 [Conferencias del Aula de Cultura 2008-2005]
 [Conferencias del Aula de Cultura 2004-2002]
 [Conferencias del Aula de Cultura 2001-1999]

 

Arturo Pérez Reverte

Pérez Reverte.Conferencias

Espido Freire

Espido Freire Conferencias

Divergencias 'Cultura entre líneas'
Por César Coca, Oscar B. Otalora e Iñaki Esteban

© DIARIO EL CORREO, S.A.U.